Granada,
un fin de semana como cualquier otro, nos encontramos ante el fin de
semana de fútbol, todo granadino que se precie va a Los Cármenes a
gastarse su abono en ver al Granada, es lo que realmente importa, una
semana peleando por llenar la olla se compensa en el equipo, una
pasión como un sentimiento, ¿crees que realmente merece la pena?
Peleas
familiares, desahucios, a los periódicos no parece que les importe,
sólo importa reproches acerca de los grandes partidos para ver quién
ha robado más a los españoles, la corona a la cabeza se disputa
grandes sumas en entrevistas negando la misma princesa saber nada con
los desfalcos y timos de su querido marido el Sr.Urdangarín. Rajoy
con su fin de la cita mientras Griñán esconde los ‘’ERES’’
que tanto daño hacen al contribuyente andalúz mientras ellos miran
atónitos las noticias de que su equipo ha ganado la copa, ¿cuál es
el sentimiento español del S.XXI? ¿El imperio donde nunca se ponía
el sol o la gran Cuba perdida?. El verdadero sentimiento español,
ese que les hace sacar las banderas a la calle no es una victoria
política o un sentimiento nacional sino ver a un grupo de personas
levantando una copa que nosotros mismos hemos pagado, unos grandes
estadios que recuerdan a la antigua Roma en la cual se evitaban
revueltas a base de pan y circo. Nada ha cambiado, ni las
revoluciones sociopolíticas ni la lucha de nuestros antepasados por
evitar la pérdida de identidad y territorios considerada
indispensable siglos atrás, no evoco a la nostalgia ni al
sentimiento de un imperio perdido sino a una unión de personas con
sentimientos similares por no decir idénticos que se fijan más en
lo que nos separa que en lo que nos une.
Paseando
por ciertos pueblos de mi tierra me dedicaba a preguntarle a gente
qué es ser español, ellos ponían el grito en el cielo y comparaban
la identidad nacional con una dictadura o con el propio fascismo,
comentaban símiles acerca del amor a la Patria con una lucha
fraternal entre vecinos incluso entre propios hermanos llegando a la
manera más sencilla según ellos de cortar esta conversación en vez
de crear una crítica constructiva defendiendo su forma de pensar.
La
ignorancia a lo largo de los siglos ha sido uno de los peores
caracteres de la sociedad, es más fácil criticar sin sentido y
argumentar cosas imposibles que dar un punto de vista parecido a la
concepción política nacional.
En
el extranjero, durante mis viajes he comprobado con resignación cómo
se comparaba a España a una anarquía política, la desconfianza en
el gobernante y el azar en el voto a favor de los grandes partidos
sin apenas bases políticas en contraposición a los partidos
minoritarios tachándolos de extremistas sin concepción de su
política e ideología hacer replantearnos una disolución de la
identidad patriótica de cualquier español de a pie, el cual teme
ser expulsado de esa sociedad por no ser homogénea a la misma.
En
los colegios o institutos los escolares lo tienen todo hecho, debes
ceñirte al programa planteado por el consejo escolar o atenerse a la
sanción impuesta por el mismo. En la sanidad importa más la salud
del monarca que el ciudadano difunto por negligencia médica. Esa
gente no importa porque terminaron su cotización y son un estorbo
para el Estado, son míseros parásitos para sus ojos, aunque hayan
defendido esta tierra con uñas y dientes.
A
los bancos sólo les importa que pagues las desmesuradas cantidades a
cambio de una vivienda digna y una vida, aparentemente, feliz junto a
tu familia. Los desahucios están a la orden del día, no les importa
el suicidio como los casos ocurridos en Granada, la vida es efímera,
el dinero es importante.
En
cuanto a la actividad sindical está a la orden del día que los
sindicatos más importantes que Uds perfectamente conocerán, reciben
subvenciones a costa del contribuyente por obra de la Junta de
Andalucía. Agachan la cabeza cuando el trabajador se le recorta
medio sueldo indispensable para vivir y se critique a las pequeñas
empresas que a duras penas llegan a fin de mes. Criticándolos de
capitalistas y fachas cuando a veces requieren de sus propios hijos
por no tener dinero para contratar a trabajadores. Esos mismos hijos
deben renunciar la mayoría de las veces a sus estudios por evitar la
quiebra de las empresas de sus progenitores causando disputas
domésticas por la falta de especialización, o dicho de otra manera,
perder los estudios y por consiguiente el futuro por los costos
educativos imposibles de pagar por el ciudadano de a pie.
Las
diferencias entre clases sociales a lo largo del S.XXI se han
pronunciado asemejándose a una sociedad medieval de estamentos,
pocas personas, rondando el 2% acaudalan la riqueza de nuestro país
aprovechándose de una sociedad maleducada y con principios morales
tales como el alcohol y las drogas. Nunca le quites al adolescente el
botellón del fin de semana a costa de malvivir el resto de la misma.
Niños caprichosos a los cuales dan más importancia a dar vueltas
con la moto que respetar a su propia familia.
Vuelvo
a hacer hincapié en la concepción política nula en la mayoría de
los casos contraponiendo a los programas de prensa rosa en los cuales
el tinte o el tatuaje del protagonista prima sobre la crisis o la
incultura de esta sociedad.
En
esta crítica constructiva pretendo poner a pensar a la persona que
me lea cuáles son sus verdaderos principios, donde empieza y acaba
la moralidad, la identidad nacional, el amor a la patria y al
prójimo, porque al fin y al cabo todos somos portadores de valores
eternos.
(Redactado y creado por Jose Garra Hispánica y Víctor el 28 de agosto de 2013)